RINCON PARA ORAR:
APRENDE A ORAR
En esta sección incorporamos diversos instrumentos como propuestas para la oración personal o comunitaria que nos lleve a la reflexión tranquila y reposada.
- Te sugerimos que invoques la presencia del Espíritu, para que te ayude a orar, a escuchar al Señor, a estar disponible a su acción en ti.
- Cuando sea un texto, lee en voz alta el texto intenando disfrutar las pautas que te pueden guiar en tu caminar diario.
- Cuando sea una imágen, de forma simultánea, escucha la música y contémplala desde su belleza.
- Cuando sea una canción, antes de escucharla, lee el texto de la canción en actitud orante, y, a continuación, escucha la canción.
- Lee:
Tu corazón, María,
rebosa agradecimiento.
Tu corazón, María,
desborda de felicidad.
Tu corazón, María,
se siente engrandecido por la presencia de Dios
Tu corazón, María,
ama incluso a aquellos que no te aman
¡Danos, María!
Un corazón sencillo
para acoger a Dios
Un corazón noble
para sincerarnos con El
Un corazón alegre
para sembrar la ilusión
Un corazón desprendido
para no mirarnos a nosotros mismos
Un corazón conciliador,
para no cerrarnos a los que nos rodean
Y, si por lo que sea,
ves que nuestros corazones
están cerrados con potentes candados:
ven a nuestro encuentro, María,
y rompe los eslabones que nos impiden ser libres.
- Escucha:
- Algunas pistas para la reflexión:
El corazón es el lugar
donde, entre otros, guardamos los secretos más íntimos. Es en el corazón donde
sufrimos y gozamos, donde disfrutamos y lloramos, desde donde odiamos o nos
volcamos amando.
El corazón de María,
palpitando en medio de la
Pascua, sigue rebosando alegría por la presencia de Jesús
Resucitado. Pero, también es verdad que con el anuncio del anciano Simeón, la Virgen preparó su corazón a
los contratiempos (en crueles espadas) que la vida y muerte de Jesús de
Nazaret, le proporcionó.
Una de las flores que
más le gusta a nuestra Madre es, precisamente, el ofrecimiento de nuestro
corazón para Dios.
Nunca como hoy tenemos
tantas casas y, nunca como hoy, personas que viven sin techo.
Nunca como hoy vivimos
tan juntos y, nunca como hoy, marcados por la soledad.
Nunca, como hoy, tan
lleno de cosas y con la sensación de que nos falta algo.
Pidamos a María que, en
este mes de mayo, y animados por el espíritu pascual, pongamos el corazón en lo
que hacemos y en lo que decimos. Pero, sobre todo, que en este mes de mayo
inundemos nuestras entrañas con lo que fue grande y decisivo en María: JESUS.
No hay comentarios:
Publicar un comentario